La ofensiva de verano de Rusia se está convirtiendo en una crisis creciente para UcraniaEricks Webs DesignEricks Webs Design

El silencio, negro y sin luna, solo se rompe por el zumbido de un dron ruso en lo alto.

Dmytro aún no ha recibido pacientes en su pequeño hospital de campaña de dos camas cerca de Pokrovsk, y eso ya no es un buen indicio. Comienza a amanecer —el momento más seguro para evacuar heridos desde las líneas del frente—, pero aún no llega nadie, y los drones enemigos giran incesantemente sobre la zona.

“Tenemos una situación muy difícil con la evacuación”, dijo Dmytro. “Muchos heridos deben esperar días. Para los pilotos de drones rusos, es un honor matar a médicos y heridos”.

Esta noche, los heridos de primera línea no llegan. La saturación de drones de Moscú en el cielo —ya palpable en este punto de estabilización, a 12 kilómetros de los rusos— probablemente ha hecho imposible que incluso vehículos blindados puedan extraer a los heridos de forma segura. Más arriba en la carretera, la lucha se intensifica por la ciudad clave de Pokrovsk, objetivo del Kremlin durante meses y ahora en riesgo de ser rodeada.

En todo el este de Ucrania, los pequeños avances rusos se acumulan. Moscú capitaliza una serie de progresos y destina recursos significativos a una ofensiva de verano que corre el riesgo de remodelar el control de las líneas del frente.

Durante cuatro días de cobertura en las aldeas detrás de Kostiantynivka y Pokrovsk —dos de las ciudades ucranianas más asediadas en la región de Donetsk—, CNN fue testigo del rápido cambio en el control territorial. Los drones rusos penetraron profundamente en áreas que antes eran consideradas seguras por las fuerzas de Kyiv, y los militares luchaban por encontrar personal y recursos suficientes para frenar el avance enemigo.

El impulso ruso coincide con la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reducir drásticamente el plazo para que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, logre la paz, de 50 a solo 12 días. Trump expresó estar “muy decepcionado” de Putin y sugirió que el líder del Kremlin ya había decidido no considerar el alto el fuego que Estados Unidos y sus aliados europeos exigen desde hace meses.

La reducción del plazo fue bien recibida por Kyiv y podría aportar mayor urgencia en las capitales occidentales sobre el apoyo diplomático o militar a Ucrania. Sin embargo, parece poco probable que altere el rumbo de Moscú, donde la superioridad en personal, la tolerancia a las bajas y la vasta producción militar comienzan a dar frutos. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, afirmó la semana pasada que las fuerzas rusas “no están avanzando”, pero reconoció que la situación en el frente es “difícil”.

La sensación de crisis fue más aguda en Pokrovsk, asaltada sin éxito por Moscú durante meses con un gran costo de vidas rusas. Un comandante ucraniano cerca de la ciudad describió “un escenario muy malo”, en el que los militares en la vecina Myrnohrad corrían el riesgo de quedar rodeados. El agente agregó que los rusos ya habían entrado en la aldea de Rodynske y estaban en los límites de Biletske, poniendo en peligro la línea de suministro para los militares ucranianos en Pokrovsk; evaluaciones confirmadas por un policía ucraniano y otro soldado ucraniano a CNN el martes.

El comandante, quien como muchos funcionarios, habló bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema, dijo temer un asedio similar al de Avdiivka y Vuhledar el año pasado, donde “resistimos hasta el final y perdimos ambas ciudades y muchas vidas como resultado”.

Viktor Tregubov, portavoz del grupo de fuerzas Khortytsia, dijo a la televisión estatal que “hay presión constante en todo el frente oriental. Ahora mismo, es en todas partes”. Explicó que los militares rusos asaltan mayormente a pie: “Si matan a alguien, otros lo reemplazan de inmediato”.

Aunque las fuerzas de Moscú solo han logrado avances incrementales en los últimos meses —tomando pequeños asentamientos sin gran valor estratégico—, el ritmo de su avance se ha acelerado, de acuerdo con el mapeo de DeepState. Más preocupante para Kyiv, los avances recientes han sido estratégicamente ventajosos, haciendo palpable la amenaza de cerco sobre Pokrovsk, Kostiantynivka y Kupiansk en las próximas semanas.

La caída de estas tres localidades crearía tres crisis separadas para Kyiv. En primer lugar, son las áreas urbanas desde las cuales Ucrania defiende los restos de la región de Donetsk que aún controla, sin las cuales sus militares carecen de puntos para refugio y reabastecimiento. En segundo lugar, su pérdida frente a Moscú liberaría una cantidad significativa de fuerzas rusas para avanzar con fuerza sobre Kramatorsk y Sloviansk, las mayores ciudades de Donetsk que aún están bajo control ucraniano. En tercer lugar, esta pérdida dejaría a las fuerzas de Kyiv expuestas, defendiendo principalmente tierras agrícolas abiertas —con pocas localidades en el camino— entre la región de Donetsk y su ciudad clave, Dnipro.

El ritmo del avance de Moscú —o al menos la creciente penetración de sus drones de ataque en áreas civiles— fue atestiguado por CNN en la ciudad oriental de Dobropilia el martes. La ciudad fue atacada de manera sostenida por drones rusos hace dos semanas, alcanzando múltiples objetivos civiles. Los habitantes, que esperaban con temor la evacuación policial en la ciudad, miraban ansiosamente al cielo y afirmaban que la amenaza de los drones había crecido rápidamente en los últimos días.

Un funcionario policial expresó sorpresa por el rápido colapso del control ucraniano y dijo a CNN que el servicio de autobuses civiles terminó abruptamente el lunes por la situación de seguridad, dejando a los residentes la opción de salir en vehículos policiales blindados o propios. El sábado, las autoridades locales aconsejaron a los padres evacuar a sus hijos por su cuenta, pero el martes evacuaban a decenas de niños y residentes. Un anciano de Biletske, evacuado el martes, dijo que su casa fue incendiada por un dron el lunes y de nuevo el martes.

Kyiv también enfrenta un desafío en Kostiantynivka, donde sus fuerzas vieron rápidos avances rusos la semana pasada hacia el sureste y suroeste. Los drones rusos pueden atacar fácilmente vehículos dentro de la ciudad y mataron al conductor de una furgoneta civil el domingo, aunque el explosivo del dispositivo no detonó.

Vasyl, comandante de la 93ª brigada mecanizada, dijo que no ha recibido nuevo personal en ocho meses y debe reabastecer posiciones de primera línea de solo dos hombres con drones, transportando víveres, agua y municiones por aire.

“Nadie quiere luchar”, dijo. “Queda el personal antiguo, están cansados y quieren ser reemplazados, pero nadie los reemplaza”. Culpó a los agentes ucranianos por dar informes inexactos del frente a sus superiores. “Muchas cosas no se comunican y se ocultan”, dijo. “No comunicamos muchas cosas al Estado. El Estado no comunica muchas cosas al pueblo”.

Más al norte, cerca de Kupiansk, a unos 100 kilómetros al este de Járkiv, los militares rusos avanzaron rápidamente por el norte de la ciudad, amenazando una carretera de suministro clave y tomando Radkivka. Una fuente ucraniana describió la situación como “muy dinámica”, y analistas rusos afirman que sus fuerzas están en las afueras de la ciudad.

El efecto acumulativo de la crisis de personal militar ucraniano, la turbulencia en la relación de Kyiv con la Casa Blanca de Trump y el suministro incierto de armas conforman una tormenta perfecta ante la persistencia de la ofensiva rusa de verano, cuyo avance ya no es incremental, sino que está remodelando el conflicto y acercando a Putin a algunos de sus objetivos.

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