“¿Por qué me duele?”: los últimos días de una madre presuntamente envenenada por su maridoEricks Webs DesignEricks Webs Design

Angela Craig pasó sus últimos días enferma y frustrada ante la incapacidad de los médicos en Colorado de determinar por qué de repente se sentía decaída a pesar de su estilo de vida activo.

Durante casi dos semanas en 2023, familiares y amigos vieron cómo la condición de la mujer de 43 años se deterioraba mientras la llevaban a hospitales y hasta a una clínica de urgencias, y siempre regresaba sin respuesta. Craig, la menor de 10 hermanos, compartió sus síntomas con su familia por mensajes de texto, y un amigo cercano le revisó los signos vitales.

Los extraños síntomas duraron 10 días y empeoraron hasta el punto de que se le declaró muerte cerebral. La falta de respuestas frustró a Craig hasta sus últimos momentos en la Tierra.

Sus últimas palabras fueron: “¿Por qué me duele?”, según su cuñada, Renee Pray.

Más de dos años después, James Craig, su esposo y padre de los seis hijos de la pareja, fue condenado por matarla envenenando sus batidos de proteínas.

El dentista de Colorado fue declarado culpable de homicidio y otros cargos, y condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Él negó las acusaciones y les dijo a otros que su esposa había estado experimentando ideas suicidas.

Pero los testimonios de los amigos y familiares de Angela Craig describen a una madre devota que experimentaba complicaciones de salud inexplicables y cada vez peores que la frustraban y le impedían vivir el estilo de vida activo que amaba.

El 6 de marzo de 2023, Angela Craig comenzó su día bebiendo un batido de proteínas que su esposo le había preparado antes de irse a trabajar a su consultorio dental en Aurora, Colorado. La pareja solía prepararse esas cosas mutuamente, dijo el fiscal Ryan Brackley.

Después de entrenar, Angela Craig se sentía débil y les envió un mensaje a su esposo y a su hermana mayor, Toni Kofoed, diciendo que su cerebro no quería funcionar, según testificó Kofoed. El día anterior, las hermanas habían regresado a casa de una conferencia de genealogía a la que asistieron juntas en Utah.

“Tengo el estómago bien, pero la cabeza me da un mareo extraño. Es muy extraño”, le dijo Angela Craig a su esposo por mensaje de texto, según la declaración jurada de causa probable.

James Craig, que estaba trabajando, se quedó en su consultorio durante algunas horas antes de salir para llevar a su esposa al hospital, dijo su jefa de oficina, Caitlin Romero, en el tribunal.

En el hospital, los médicos realizaron varias pruebas, incluida una resonancia magnética, una tomografía computarizada y un análisis de sangre, pero Angela Craig fue dada de alta después de que no se le encontrara nada, dijo Brackley.

Al día siguiente, le envió un mensaje de texto a su esposo y le dijo: “Me siento drogada”, según dijo en el tribunal Garrett Lord, un experto en análisis de teléfonos celulares que testificó sobre los datos de los teléfonos celulares de los Craig.

Angela Craig creyó tener una infección de oído interna y notó que su nivel de azúcar en sangre era alto a pesar de no haber comido ni hecho ejercicio, según testificó su hermana, Kofoed. Angela Craig también consideró que podría tratarse de diabetes, ya que tenía antecedentes familiares.

“No tiene sentido”, decía un mensaje de Angela Craig a su hermana.

A medida que aumentaba la preocupación y la frustración de Angela Craig al no tener un diagnóstico, mandaba cada vez más mensajes de texto al grupo familiar, según testificó su hermano mayor, Mark Pray.

En algún momento de ese día, fue a una clínica de atención de urgencia, pero la enviaron a casa nuevamente con preguntas sin respuesta sobre su enfermedad, dijo Brackley.

Angela Craig seguía preocupada por tener diabetes y buscó la ayuda de una de sus mejores amigas tres días después de ser hospitalizada por primera vez.

Su amiga, Nikki Harmon, testificó que le pidió que le revisara los noveles de azúcar. La hija de Harmon es diabética, así que su amiga sabía que podría ayudarla, dijo.

Se hicieron amigas cuando sus esposos estudiaban odontología juntos en Kansas City. Las parejas también tenían hijos de edades similares.

Cuando Harmon llegó a la casa de los Craig, recordó que Angela Craig “parecía que no había dormido bien, no estaba preparada para el día” y “simplemente estaba desplomada en el sofá”.

Su madre dijo sentirse “mareada” y “pesada” antes de que sus síntomas empeoraran, y se sentía “con ganas de vomitar” y “poco estable sobre sus propios pies”, dijo la hija.

“Tenía una bebida proteica a su lado”, testificó Harmon. “Me dijo que su esposo le había preparado el batido de proteínas esa mañana antes de irse”, y que juntas intentaron calcular los carbohidratos para ver si eso afectaba su nivel de azúcar en sangre, añadió Harmon.

Angela Craig era conocida por ser muy activa y le encantaba hacer ejercicio en su bicicleta fija, yoga y pilates, según testificó su hija de 21 años. Era raro oír que su madre se sentía tan cansada, dijo.

Hubo un momento ese día en que los síntomas de Angela Craig se volvieron tan severos que tuvo que arrastrarse por el suelo para pedir ayuda porque no podía levantarse por sí misma, dijo Brackley, el fiscal.

Angela Craig regresó al hospital para su segunda visita en tres días. Esta vez, no le dieron el alta hasta varios días después.

Angela Craig ya llevaba un par de días en el hospital cuando su condición empeoró tanto que el personal médico tuvo que resucitarla, dijo James Craig a una mujer con la que tuvo un romance, según el fiscal Michael Mauro.

Después de enterarse de la condición de Angela Craig, Pray y su esposa Renee condujeron en medio de una tormenta de nieve hasta Denver para visitarla y ayudar a cuidar a los niños Craig.

Cuando finalmente llegaron al hospital, Angela Craig parecía estar mejor en persona de lo que James Craig les había hecho pensar, testificó Pray. Su hermana hablaba, parecía estar de buen ánimo y “actuaba con bastante normalidad dadas las circunstancias”, dijo.

Después de una estadía de seis días en el hospital, Angela Craig fue dada de alta el 14 de marzo sin respuestas sobre su caso clínico.

Una vez que Angela Craig llegó a casa, pudo caminar sola, dijo Pray, pero el viaje de casi 14 kilómetros desde el hospital pareció agotarla. Aun así, en menos de una hora, Angela Craig comenzó a buscar en internet las posibles causas de sus síntomas, dijo Brackley.

“Estoy temblando por dentro, pero no por fuera”, testificó Pray que le dijo su hermana, Angela Craig.

Esa noche, un video de la cámara de seguridad de la cocina de los Craig mostró a James Craig preparando otro batido de proteínas para su esposa. Sin embargo, Renee Pray testificó que no recordaba quién lo preparó ni si su cuñada siquiera comió ese día.

A la mañana siguiente, James Craig le envió un mensaje de texto a su cuñada Renee Pray pidiéndole que le administrara a su esposa una dosis de clindamicina, un antibiótico utilizado para tratar infecciones bacterianas. Angela Craig lo había estado tomando debido a una sinusitis, según la fiscalía.

Mark Pray le dio el medicamento a su hermana a las 10 de la mañana y, según testificó, ” 20 o 25 minutos después, ni siquiera podía sostenerse”. Angela Craig estaba desplomada en su cama cuando regresó a ver cómo estaba.

Fue entonces cuando Pray puso a su hermana menor en el auto y la llevó al hospital.

De camino, Angela Craig, quien estaba mareada y tenía un fuerte dolor de cabeza, no entendía qué le estaba pasando, explicó Pray. Mientras estaban en la sala de urgencias, si no le hablabas se desmayaba, dijo.

James Craig, quien llegó al hospital después que los hermanos, supuestamente había vaciado una cápsula del antibiótico y la había rellenado con cianuro de potasio, una sustancia química altamente letal, según el fiscal Brackley.

El estado de Angela Craig continuó empeorando durante las tres horas siguientes. Sufrió una convulsión, experimentó un rápido deterioro y fue conectada a soporte vital en la UCI.

Kristin Aubuchon, enfermera de UCHealth en Aurora que atendió a Angela Craig en ese momento, testificó que había visto a otros pacientes antes de su llegada, pero “en esa fecha estaba tan enferma que no salí de su habitación una vez que entré”.

Angela Craig perdió actividad cerebral el 15 de marzo, pero no se determinó clínicamente que tenía muerte cerebral hasta el 18 de marzo, según el testimonio de la detective Bobbi Jo Olson del Departamento de Policía de Aurora.

Después de su muerte, se analizaron varias muestras de sangre de Angela Craig tomadas durante las visitas al hospital.

El Dr. James Brower, un toxicólogo forense de NMS Laboratories que analizó las muestras, testificó que la sangre de Angela Craig del 9 de marzo tenía un nivel alto y tóxico de arsénico que puede causar síntomas gastrointestinales que incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, mareos, aturdimiento y una sensación de falta de coordinación.

Una muestra tomada tres días después volvió a mostrar altos niveles de arsénico, junto con cianuro y tetrahidrozolina, dijo Brower. La cantidad de arsénico era menor que antes, pero indicaba la probabilidad de que hubiera estado expuesta de nuevo al arsénico, testificó.

Brower también testificó que los análisis de sangre parecían indicar que “tuvo que haber habido una segunda administración de cianuro en el hospital”. Esta sustancia química puede causar síntomas similares a los del arsénico y, eventualmente, causar insuficiencia orgánica, añadió durante su testimonio.

Tras la muerte de Angela Craig, su hija de 21 años recordó haber expresado su preocupación de que la enfermedad de su madre fuera hereditaria, a lo que dijo que su padre permaneció en silencio.

Sin embargo, dijo que no quería que se le realizara una autopsia a su madre para “satisfacer sus curiosidades”, testificó, aunque no está claro a quién se refería.

Durante el emotivo testimonio, las hijas de los Craig negaron que su madre pudiera haberse quitado la vida. Para ellas, Angela Craig sufrió como cualquier otra persona, pero sobre todo se sentía frustrada por no saber qué le pasaba.

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